Salir de nuestra rutina para disfrutar de un viaje o una escapada con nuestros seres queridos, a veces también nos supone dificultar el hecho de seguir una alimentación saludable, y, en algunos casos, muy complicado. Sin embargo, es algo totalmente común, lógico y comprensible.
En este artículo hablaremos sobre cómo manejar dichas situaciones, qué podemos tener más cuenta para mantener un equilibrio adecuado entre la desconexión que supone el hecho de disfrutar del viaje en cuestión, pero también de la comida típica del lugar que visitemos, y a su vez, cumplir unos mínimos en lo que a la nutrición se refiere.
Por supuesto, aclarar que a continuación no leerás sobre acciones ultramega laboriosas, estrategias para compensar los excesos, ni ningún truco mágico poco saludable. En este artículo, te aportaremos un poco de realidad y salud, así como algunos aspectos que pueden hacer que no nos sintamos excesivamente fuera de nuestra rutina con respecto a lo que a alimentación se refiere y que eso nos ocasione algo de estrés o incluso malestar digestivo, pues si en nuestro día a día mantenemos un buen equilibrio entre la comida que es objetivamente saludable (a nivel nutricional y físico) y comida menos nutritiva, pero que comemos en ciertos momentos más asociados a planes sociales y disfrute emocional, es menos probable que comamos con ansia e incluso culpabilidad en esos momentos donde salimos de la rutina, como bien podría ser un viaje.
A continuación, veremos qué ideas suelen ser más útiles en este tipo de situaciones para aprovechar al máximo estos momentos de desconexión, descanso y a la vez recarga de energía y salud. A medida que vamos creciendo y madurando, vamos conociendo qué nos funciona y qué no, y con el ámbito de la alimentación no iba a ser menos. Por ello, esperamos que algunos de los trucos o estrategias que te planteamos a continuación te sean de utilidad y puedas replicarlos en muchas de tus escapadas y viajes
Teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿cómo podemos gestionar nuestra alimentación en estos días de escapada?
Puede ser más sencillo de lo que parece, pues mediante métodos o estrategias como la planificación y la anticipación, es posible. Si bien es cierto que hasta no llegar al destino no sabremos con verdadera conciencia qué opciones alimentarias tendremos a nuestro alrededor, sí que podemos ir preparados y preparadas desde casa. Por ejemplo, podemos construirnos una reserva de alimentos muy básica en nuestras maletas de viaje, compuesta por alimentos tan simples como paquetes de frutos secos naturales variados, fruta para ese día de viaje o botellines de agua para rellenar en el aeropuerto o ya rellenas, si tu medio de transporte lo permite.
Especialmente para escapadas o viajes cortos, esta reserva puede ser una gran aliada que nos puede acompañar en nuestros largos paseos como turistas curiosos. Además, en esa pequeña y sencilla reserva podemos incluir alguna conserva de emergencia que sea de nuestro agrado. Al final se trata de incluir alimentos de fácil transporte y que nos duren varios días en la mochila o maleta sin que pierdan o empeoren sus propiedades, tanto organolépticas como nutricionales. Por supuesto, no tenemos que pretender construir nuestra propia mega despensa a cuestas, pero sí tener ciertos recursos que nos permitan no solo consumir algunos alimentos ricos en nutrientes sin la presión de buscar un sitio para comprar comida cada pocas horas.
Otra opción es, una vez en el destino, comprar en un supermercado frutas u otros alimentos saludables para comer entre horas.
Ahora bien, ¿cómo hacemos para comer predominantemente alimentos nutritivos si estamos de restaurante en restaurante?
Pues como siempre comentamos, encontrando nuestro propio equilibrio. Este puede ser muy diferente para cada persona, pero algunas claves comunes podrían ser las siguientes:
- Pedir como bebida (en la mayoría de ocasiones y sin privarnos de posibles bebidas típicas del país en el que nos encontremos) el agua. Puede resultar muy obvio pero es muy común no consumir tanta agua cuando estamos de viaje porque ese fenómeno de estímulos diferentes y de novedad puede influir en que también nuestras elecciones se enfoquen absolutamente todo el tiempo en probar cosas nuevas y bebidas diferentes. Como bien hemos desarrollado anteriormente, no nos tenemos que privar de forma radical de esas oportunidades, pero sí es interesante que intentemos cubrir nuestras necesidades fisiológicas.
- Obviamente, no es necesario crear y plasmar la estrategia del plato saludable en todas las comidas que hagamos fuera, pero sí es importante cuidar unos mínimos sobre la ingesta de algo de verduras, frutas y materias primas de calidad, al menos una vez al día. Esto puede ser muy sencillo si priorizamos en nuestras apetencias preparaciones como las ensaladas, pescados, carnes, tubérculos etc. En definitiva, que nuestra comanda esté compuesta por comida real a través de preparaciones culinarias que nos llamen la atención y nos resulten placenteras.
- En relación con el consejo anterior, una estrategia que puede ser muy útil en el caso de que nos vayamos de viaje bastantes días y por una cuestión de salud, economía, comodidad y bienestar nos gustaría comer de forma predominantemente saludable, escoger una alojamiento con cocina puede ser una gran opción. De esta manera podemos realizar nuestra compra para esos días de la forma más similar a nuestra rutina que podamos (teniendo en cuenta las limitaciones del lugar en el que nos encontremos) y así contribuir también a nuestro bolsillo. Incluso podemos llevarnos nuestros tuppers o comprarlos en el momento y así no estar “atados” a comer siempre en el alojamiento, si no que podemos recorrer mundo sin preocuparnos de las comidas diarias, pues las tenemos en nuestro bolso o mochila listas para sacarlas en el mejor parque o localización que deseemos.
- Otra de las mejores maneras para introducirnos de lleno en la cultura de un país o la esencia de una ciudad es a través de sus mercados. Son los mejores sitios para conocer la auténtica gastronomía del lugar, además de donde más comida real, nutritiva y materias primas podemos encontrar, a nivel general. En este caso no es cuestión de medir en exceso las cantidades ni de elaborar platos muy rígidos, se trata de disfrutar de la cultura a través de alimentos reales, lo menos procesados posible, en la mayoría de lo que consumamos.
- Por otra parte, si invertimos la mayor parte del día andando de un lado a otro y descubriendo muchísimos lugares, lo más normal es que nos sintamos agotados y, en algunos casos, nuestro cuerpo necesite más comida ante ese gasto energético extra. Adaptar nuestra ingesta a nuestros requerimientos es parte del proceso de estar saludables y, por tanto, de escuchar nuestras necesidades .
Recalcar, eso sí, la importancia de no obsesionarnos, de no olvidar el por qué y el para qué de todas estas formas de vivir: disfrutar de una salud plena, algo que implica un completo bienestar físico, mental y social. Y para conseguir esto, casi siempre hace falta dejar la mentalidad extremista del blanco y negro, es decir, encontrar nuestro bienestar en la escala de grises que supone disfrutar y cuidarnos por dentro y por fuera.