Uno de los grandes conflictos de la “cultura de la dieta” en la que nos encontramos inmersos en el mundo de la alimentación saludable y el ejercicio físico es el origen o la finalidad con la que intentamos una y otra vez comer saludable, o al menos, lo que creemos por comer saludable y cuidar nuestro estilo de vida. Es muy común encontrarnos con una gran sucesión o historial de dietas intentadas, todas con un factor común: querer bajar de peso y tener ese cuerpo “perfecto” que nos han dicho o se nos ha vendido que debemos tener. Y casualmente, casi todas con un final también muy común: la frustración, la desgana, y en bastantes casos, el efecto rebote y una mala relación con la comida, con nuestro cuerpo y con la percepción que tenemos de lo que es correcto y lo que no en lo que alimentación se refiere.
Por todo lo anterior, en este artículo reflexionaremos sobre la importancia de que tengamos en mente el por qué es relevante el hecho de comer determinados alimentos y seguir determinados hábitos por una cuestión de salud real, y no exclusivamente por pura estética.
¿Qué es la “cultura de la dieta”?
Para entender mejor a qué nos referimos con “cultura de la dieta” empecemos por su propio concepto, pues hace referencia a esa obsesión relacionada con el peso corporal y por ende, con la alimentación y la práctica constante de dietas o planes de alimentación más cuadriculados que llevan a la restricción y al deseo incondicional de cambiar nuestro cuerpo de forma excesivamente radical, rápida, poco realista y sostenible en el tiempo, desembocando en conductas poco saludables, tanto a nivel fisiológico y/o metabólico, como a nivel mental. Por supuesto, corriente alimentaria fomentada por la existencia de estereotipos físicos muy marcados en nuestra sociedad, así como una visión de la alimentación muy reducida a lo estético, sin tener en cuenta la realidad de la diversidad corporal existente en la mayoría de personas. La composición corporal es uno de los tantos aspectos a cuidar en nuestra salud, pero no encajar con un molde muy concreto ofrecido no implica que en todos estos casos no estemos sanos o sanas o no nos estemos cuidando. Al igual que un cuerpo normativo no implica salud, un cuerpo que no lo es no implica siempre enfermedad.
Aclarado este concepto, ¿crees que tienen un enfoque correcto de por qué es interesante seguir un estilo de vida saludable?
Cuando nuestro foco está en estar verdaderamente conectadas y conectados con nuestras necesidades, generalmente es más fácil dejar de lado el pensamiento dicotómico del todo o nada, o de la pretensión de la perfección. Entender que el hecho de cuidarse no significa seguir una alimentación restrictiva donde no se contempla el largo plazo, es imprescindible para tener una relación saludable con la comida y con nuestro cuerpo.
Y tú, ¿sientes que te fuerzas a comer saludable para tener el cuerpo que en teoría crees que debes tener, desde el odio y rechazo a tu yo actual, o bien intentas comer saludable por una cuestión de salud real en todos los sentidos?
Con esto no queremos decir que cuidarnos también por estética sea algo inherentemente negativo, pues somos seres sociales y es completamente lógico querer encajar en ciertos roles y esquemas que de alguna manera se nos exigen, pues somos personas humanas desarrolladas y construidas en base a la imitación, las referencias y el aprendizaje a través de ellas. No obstante, cuando esta es nuestra principal motivación, podemos perdemos en conductas alimentarias para nada alineadas con un verdadero estilo de vida saludable: restricción diaria y demonización de algunos alimentos, rechazo personal, drásticas compensaciones en aquellos días o semanas en los que hayamos sentido que hemos “comido demasiado” o tras pensamientos de culpa tras comer, pasar hambre durante horas porque “ya he comido demasiado” o “eso no puedo comerlo”, condicionar de forma excesiva nuestra vida social en base al miedo de comer alimentos que no entendemos por saludables, encasillarnos en una ingesta calórica fija cada día cuando quizás cada día tengamos unas necesidades completamente diferentes en base a nuestro trabajo, actividad física y demás procesos naturales de nuestro organismo, entre otras múltiples acciones muy comunes entre personas que han sufrido las consecuencias negativas de la cultura de la dieta. Cabe decir que para nada tenemos que sentirnos culpables por sufrir de estas consecuencias, sobre todo porque al final es normal entrar en esta vorágine de creencias erróneas sobre la alimentación, pues estamos completamente rodeados de estímulos, comentarios e ideas infundadas que nos hace entrar en esta rueda.
Como siempre afirmamos, el conocimiento también es poder, pues nos da la oportunidad de ser conscientes de la realidad lógica y del origen de estas conductas tan dañinas para nuestra salud. Por ello, vamos a analizar algunas de las señales, pensamientos o acciones que nos indican que probablemente estemos alimentarnos correctamente por salud real y no solo exclusivamente por estética:
- Adaptamos nuestras ingestas a nuestras necesidades diarias.
- Si llevamos unos días sin comer todo lo saludable que nos gustaría, no solo no nos sentimos culpables, si no que además nuestro cuerpo nos pide alimentos más nutritivos para sentirnos mejor y más energéticos: hortalizas, legumbres, cereales integrales,etc.
- No cancelamos planes sociales por condiciones puramente alimentarias.
- No ponemos en práctica dietas excesivamente restrictivas o que tengan determinados alimentos terminantemente prohibidos.
- No pretendemos la perfección. Si algún día comemos algo menos nutritivo, no sentimos que “estamos tirando todo por la borda”, simplemente entendemos que es parte de una alimentación saludable también, si contemplamos la salud como un completo estado de bienestar físico, mental y social.
Se podrían nombrar muchas situaciones, pensamientos o acciones que también nos indican que tenemos un concepto correcto de lo que es la alimentación saludable, pero quizás estas son las más comunes y claras. Por supuesto, con todo esto no queremos dar a entender que la alimentación saludable consiste en comer siempre lo que nos apetezca sin ningún patrón o cuidado, solo es llegar a ese equilibrio tan personal y a la vez tan necesario para no agobiarnos en el proceso de cuidarnos de forma compasiva y con la que consigamos mantener una adherencia a largo plazo, y que nos permita sentirnos bien con los progresos que estemos consiguiendo de forma sana y sobre todo, muy paulatinamente para no caer en ningún tipo de efecto rebote, ni de peso, ni en el ámbito alimentario con restricciones y compensaciones.