Consejos prácticos para una alimentación saludable y asequible
Cuando nos planteamos darle un giro a nuestra vida e intentar comenzar un estilo de vida saludable por una cuestión de bienestar físico, mental y social, una de las primeras excusas que se nos suele plantear (tanto internas, como externas) es lo caro que puede llegar a ser comer saludable, o que, seguir una alimentación saludable es muy costoso. La realidad es que cuando nos planteamos cualquier cambio vital que requiera de un esfuerzo relevante por nuestra parte, que necesite de algo más que de seguir optando por el piloto automático, es bastante común que surjan numerosos pensamientos intrusivos y/o excusas que aparentemente nos justifiquen el por qué es demasiado difícil o incluso imposible esos cambios de conducta que nos estamos planteando a priori.
Aún sabiendo que no en todas las personas viven este patrón de pensamiento y comportamiento, es una forma muy común de autosabotearse y retrasar el cuidado de nuestra salud. Muchas veces esto sucede por una falta de conciencia del verdadero impacto que pueden tener algunos hábitos en nuestro organismo, así como en el propio crecimiento y desarrollo desde que nacemos. Comer saludable es más sencillo de lo que parece.
Partiendo de este déficit social, y con el conocimiento previo de que este patrón conductual es tremendamente común, está en nuestra mano el hecho de no dejarnos llevar por él y poner de nuestra parte para ejercer la autocrítica y sentido común y cuestionarnos. Por ello, en el artículo de hoy nos planteamos, ¿qué puedo hacer yo, con los recursos y obligaciones que tengo, para mejorar mi alimentación y estilo de vida en general? Dicho esto, te presentaremos algunas ideas a continuación que puede que te sean útiles para resolverla.
Cabe mencionar, que en estos casos, lo último que nos ayudará es compararnos con los procesos completamente individuales de otras personas, sea nuestro mejor amigo o la influencer fitness que vemos a través de la pantalla. Quizás para ti, sea todo un logro dejar de desayunar todos los días leche con cacao azucarado y galletas, y, para otra persona será todo un logro dejar de contar las calorías que consume y hacer compensaciones atroces para la salud. Cada cambio y cada hábito sustituido es velar por nuestro bienestar y amor propio. Dejando todas estas bases claras, ¿cómo podemos seguir una alimentación más saludable empleando los mínimos recursos económicos posibles, ajustados a mi bolsillo?
Si bien es cierto que, muchos productos y alimentos menos nutritivos como son los ultraprocesados (bollería industrial, galletas, fritos, snacks, comidas precocinadas, etc.) en ocasiones son más económicos que algunas materias primas como ciertos pescados azules y verduras frescas, entre otros alimentos, pero no podemos afirmar que una alimentación saludable no sea posible con un presupuesto más justo. Esto sucede porque cuando analizamos aquello que gastamos en comida para ver si realmente es más económico comprar principalmente alimentos menos nutritivos, no tenemos en cuenta la ingesta real de alimentos ni su poder saciante, así como lo económico que nos puede resultar a largo plazo haber prevenido numerosas enfermedades.
Consejos prácticos para una alimentación saludable y asequible
El poder del consumo de materias primas de calidad: en relación a lo que comentábamos anteriormente sobre la importancia de seguir una alimentación saciante, nos referimos a que si realmente consumimos en nuestro día a día en la mayoría de ingestas que realizamos elaboraciones completas como platos basados en hortalizas, frutas, legumbres, cereales integrales, semillas, grasas de calidad, carnes, pescados, huevos, lácteos naturales y frutos secos o semillas, es mucho más sencillo que no tengamos la necesidad de picar más a través de alimentos ultraprocesados, así como indirectamente comeremos más comida casera por elección propia, pues nos apetecerá mucho más disfrutar de una comida que consideramos como mucho más saludable, e indirectamente gastaremos menos.
Compra a granel: los mercados de este estilo pueden ser nuestro mayor aliado, sobre todo si somos muchos miembros en casa. En este caso, no solo podemos contribuir nuestro granito de arena en un tipo de comercio que contribuye a una mayor sostenibilidad, si no también es más probable que nos gastemos mucho menos por la misma o mayor cantidad de producto o alimento. Además, si ya llevamos nuestros propios recipientes o bolsas reutilizables, estamos contribuyendo al residuo cero.
Por otro lado, en algunas ciudades existen ciertos comercios que trabajan al por mayor en los que a través de una cuota anual, podemos comprar productos de muy buena calidad a muy buen precio, al menos en comparación con los precios ofrecidos por los supermercados clásicos nacionales. Este método de compra puede ser más práctico para familias numerosas u hogares con muchos integrantes.
No es necesario que siempre compremos productos ecológicos u orgánicos: otro de los grandes grupos de alimentos entendidos socialmente como excepcionales y ultra maravillosos son los alimentos procedentes de cultivo ecológico. A pesar de que en algunos casos sí que hayan sido obtenidos de una forma mucho más sostenible que su sustituto tradicional, en ocasiones, si analizamos su completa trazabilidad y envasado, esto no es del todo cierto. Sobre todo, cuando nos encontramos con alimentos envasados en grandes cantidades de plástico u otros materiales que no son tan sostenibles para el planeta. En este caso, lo ideal es que hagamos balance de la procedencia del producto, es decir, desde donde ha sido transportado, qué clase de procesado ha seguido el mismo y como está presentado a la venta. No obstante, si queremos empezar a iniciarnos en el mundo de la vida saludable, si optamos de primeras por estos productos generalmente más caros, podríamos decir que estaríamos empezando la casa por el tejado.
Cocinar en el momento para más de una comida: este consejo suele ser eficaz para seguir una alimentación saludable y asequible porque nos permite evitar situaciones en las que optemos por pedir comida a domicilio o comprar comida preparada porque estamos en el trabajo, o simplemente fuera de casa y no hemos tenido tiempo de cocinar. Si cada vez que realizamos una elaboración como unas lentejas con verduras, un potaje o un cocido, apartamos un tupper para reservar para el día siguiente o bien para congelar, reduciremos el número de gastos hormiga en nuestra rutina e invertiremos menos parte de nuestra economía en el área de la comida.
Comprar hortalizas y frutas de temporada: este puede ser un gran recurso para hacer la compra con el menor presupuesto posible dado que aquellos alimentos que se encuentran en su estado óptimo y natural de maduración, es decir, los de temporada, son mucho más económicos y sabrosos que aquellos que han sido producidos en etapas que no les corresponden de forma lógica. Además de comprar hortalizas y fruta de temporada, se recomienda que éstas sean de cercanía, así evitamos gastar más recursos materiales y energéticos.
Pescados congelados: otro de los aspectos a tener en cuenta, es el formato en el que compramos los alimentos. Generalmente cuando adquirimos alimentos en su versión congelada suelen ser mucho más económicos que los frescos, además de muy nutritivos también. Así mismo, es una gran opción para tener en casa sin el riesgo de que se nos estropee, y es más fácil recurrir a ellos cuando los necesitemos.
Conservas: pescados, hortalizas, legumbres etc.: hablando de alimentos cuyo estado óptimo se vea prolongado, también tenemos las conservas, alternativas generalmente más económicas que sus versiones en fresco. Este formato es perfecto para días donde tengamos menos tiempo, pero queramos comer económico y saludable.
Carnes más saludables y baratas como el pollo, pavo o conejo: cuando hablamos de carnes recomendadas con respecto a sus propiedades saludables, casual y generalmente también nos solemos referir a aquellas que se encuentran a un precio más económico en el mercado: la pechuga de pollo, de pavo etc., un gran ejemplo para deconstruir el mito de que comer saludable es mucho más caro.
Con todo lo aprendido, descubriremos que casi siempre existen opciones para comer mucho más saludable de lo que estamos haciendo ya, y que si queremos encontrar la excusa para no hacerlo, será muy sencillo debido a los patrones de pensamiento que ya hemos comentado. Así mismo, derrocando los autosabotajes clásicos por los que puede pasar cualquier persona, se pueden encontrar recursos y no excusas para alimentarse nutritivamente.