Dentro del mundo de la alimentación saludable, generalmente, se cae en la simplificación de hablar solo de cuáles son los alimentos más nutritivos, los mejores hábitos físicos para cuidar la salud y qué debemos descartar de nuestra dieta casi que terminantemente si queremos gozar de plena energía y vitalidad. Sin embargo, en los últimos años este paradigma está cambiando. La cultura de la dieta ya sabemos que no funciona, así como los milagros tampoco.
Esta transición social y mentalidad con respecto a nuestra salud también se ha visto acompañada de una mayor necesidad de conexión con nuestro cuerpo, mente y alma. Y aunque parezca una frase algo mística o incluso espiritual, también refleja una realidad demostrada por la evidencia científica: la importancia de estar plenamente conectados con el momento en el que comemos, con qué comemos y por qué lo comemos, es decir, enfocar nuestra energía a este hábito tan necesario a diario. En esta línea nos encontramos con lo que se ha denominado en el último lustro como mindful eating, tema que definiremos en profundidad a continuación.
Entonces, ¿qué es el mindful eating? ¿En qué consiste?
El mindful eating o alimentación consciente se trata de una manera de ingesta en la que se tiene plena consciencia sobre la comida, es decir, implica poner toda nuestra atención en todo el proceso que tiene que ver con alimentarse: la selección de alimentos en el mercado o supermercado sin ningún tipo de distracción o estímulo demasiado exigente, hasta el momento de consumirlos y disfrutarlos. Para este proceso, es necesario prestar atención a aquellos pensamientos, sensaciones y conductas que suceden durante todo el tiempo transcurrido. En resumen, significa estar presente en todo lo que conlleva el acto de comer, transformando un acto cotidiano en un acto de autocuidado.
Alimentarnos de esta manera contribuye a desarrollar y construir una mejor relación con la comida, pues nos ayuda a reconocer y reconectar con nuestras señales de hambre y saciedad y por ende, a realizar ingestas adecuadas con nuestras necesidades fisiológicas y vitales.
Este relativamente nuevo estilo de ingesta alimentaria intenta combatir estilos más rígidos de ingesta correspondientes a la cultura de dieta como lo es la prohibición, la escasez, la restricción, el peso centrismo y la monotonía con respecto a ciertos alimentos. Métodos de alimentación muy lejos de un estilo de vida saludable y sostenible a largo plazo. Así mismo, podemos encontrar un equilibrio entre la satisfacción que nos puede ofrecer la alimentación y que por cuestiones sociales nunca podrá ser separada del bienestar que ofrece y, por otro lado, la alimentación por salud física entendida como aquella que nos ofrece todos los nutrientes que necesitamos para que nuestro organismo funcione de forma óptima.
Para poner en práctica este estilo de alimentación, aparcar o apagar el piloto automático es una tarea casi que obligatoria, a la par que bastante difícil. Sin embargo, la plenitud y los múltiples beneficios que esta herramienta ofrece impulsa a cualquier persona al menos a probarla.
¿Cómo podemos llevar a cabo el mindful eating?
A continuación, te presentaremos algunos consejos para desempeñar este estilo de alimentación, de la forma más sencilla posible y en cada parte del proceso de alimentarse.
Primeramente, en el momento en el que realizamos la compra, podemos hacer esta tarea sin ningún estímulo como bien podría ser la música u otros. Simplemente centrarnos en la tarea de comprar como tal, esto también contribuirá a que nuestra compra sea probablemente más efectiva y completa, pues como seguramente habrás escuchado, cuando nos ponemos en modo multitarea, no estamos poniendo nuestro 100% de atención en ninguna de ellas.
Una vez completado el paso anterior, lo siguiente relevante en el proceso de alimentación consciente o mindful eating sería el momento de cocinado. Elaborar con calma y tiempo nuestras recetas, cortar y condimentar los alimentos, así como estar pendientes de su cocinado, puede contribuir enormemente a potenciar y mejorar nuestra relación con la comida.
Por último, pasaremos al acto de comer en sí mismo, poniendo los cinco sentidos sobre la mesa, dentro del plato, apreciando cada textura, aroma, sabor y sensaciones que nos está generando, tanto físicas como psicológicas. Para ello, recuerda no tener ningún estímulo excesivamente extenuante, como pueden ser las pantallas en todos sus formatos o incluso realizar otras obligaciones mientras comemos: ver una serie, vídeos de YouTube, programas de televisión, trabajar al mismo tiempo que comemos o hacer cualquier obligación a la vez, algo que aparentemente nos hace ahorrar tiempo pero también nos reduce, en mayor o menor medida, nuestra calidad de vida. Otro de los aspectos que nos pueden ayudar a comer con más calma y tranquilidad y nos ayuda indirectamente a disfrutar más de los alimentos con los que contamos, sería establecernos un tiempo mínimo para comer. Sí, sí, has leído bien, un tiempo mínimo. Quizás estamos más acostumbrados a establecernos un tiempo máximo, sobre todo por una cuestión de horarios establecidos, clases partidas o una jornada laboral. Sin embargo, el hecho de fijarnos un tiempo mínimo de ingesta (con un margen de tiempo lógico y coherente para nuestra rutina diaria), nos incita a invertir más tiempo en la misma, al menos más de lo que tardaríamos si no nos lo hubiésemos fijado.
En definitiva, la alimentación consciente nos ayuda a ir un paso más allá de lo que se ha considerado hasta la fecha como alimentación en general o alimentación saludable. Contempla la nutrición desde un punto de vista integrativo, que tiene en cuenta muchas más variables que la composición de un alimento en sí mismo. De este modo, se nos ofrece la posibilidad de confiar en nuestras propias decisiones (siempre desde el conocimiento) en lugar de regirnos por normativas sociales que quizás no se adaptan a nuestra individualidad como persona.
¿Qué beneficios tiene alimentarse conscientemente a largo plazo?
- Disminuye el estrés y la ansiedad.
- Nos ayuda a conectar e indirectamente reeducar a nuestras señales de hambre y saciedad, señales que en numerosos momentos hemos ignorado.
- Fomenta la adherencia a una alimentación más nutritiva y saciante.
- Nos permite mejorar nuestras digestiones y su sintomatología intestinal asociada, pues contribuye a que indirectamente, mastiquemos más y mejor.
- Promueve la concentración, pues estamos haciendo un ejercicio totalmente contrario a la multitarea.
- En definitiva, nos permite hacer un mejor uso y disfrute de la comida, dejando de lado la culpabilidad y el agobio
Seguir un estilo de vida saludable puede ser mucho más simple de lo que quizás nos han hecho creer, pues cuando partimos del amor propio y de todas las conductas que giran en torno a él, es mucho más fácil respetar nuestros tiempos, así como nuestras necesidades, tanto físicas como psicológicas.