El conocimiento es la mejor forma de hacer buenas elecciones
En múltiples ocasiones habremos escuchado la palabra “superalimento”. En torno a este término se han atribuido múltiples beneficios algo confusos. Por ello, con este artículo queremos aclararte algunas dudas que te habrán surgido sobre los mismos. De esta forma, tendrás la oportunidad de hacer elecciones culinarias desde el conocimiento y evidencia científica.
¿Qué son los superalimentos?
Pues la realidad es que no existe una definición exacta, pues a día de hoy, no tiene una evidencia científica sólida que lo respalde. Este concepto ha surgido a raíz de múltiples modas, ya que muchos de los alimentos presentes en nuestra dieta mediterránea como hortalizas, frutas, aceite de oliva virgen extra, pescado, frutos secos, semillas, legumbres etc., también poseen propiedades muy beneficiosas para nuestra salud. Sin embargo, si atendemos a lo que estas tendencias reafirman, entendemos “superalimentos” a aquellos alimentos que en teoría poseen unas propiedades nutricionales excepcionales y, consecuentemente, un gran impacto positivo en nuestra salud.
Nada más lejos de la realidad, pues tanto a nivel proporcional con respecto a la cantidad de micronutrientes y demás sustancias beneficiosas como los polifenoles entre otras muchas, realmente estas pueden encontrarse en la gran mayoría de alimentos mencionados anteriormente, incluidos en una dieta mediterránea común. La gran diferencia entre lo que conocemos como un alimento de toda la vida con respecto a un superalimento sería principalmente el precio, siendo bastante más elevado en los superalimentos.
¿Por qué se suele denominar a algunos alimentos “superalimentos”? ¿Qué los diferencia del resto?
En ocasiones, algunos alimentos son denominados con el término de superalimento debido a su alto contenido en algún nutriente o ingrediente. A veces, incluso, son productos o alimentos de origen exótico, algo que contribuye a otorgarles ese carácter idílico con respecto a su composición y los beneficios que posee. Al ser alimentos que a priori no tenemos tan normalizados o interiorizados en nuestra dieta, es mucho más sencillo que un medio de comunicación tenga la capacidad de transmitir que estos “superalimentos” son excepcionales y maravillosos para nuestra salud. Hay que aclarar que, un alimento o un nutriente en sí, no tiene la capacidad de sanar ni de hacer milagros, pero una dieta saludable, equilibrada y variada, junto a la práctica de actividad física y otros hábitos saludables, sí que tiene efecto protector sobre el organismo, lo cual ayuda a prevenir enfermedades y a estar saludables.
La problemática es que este tipo de bulos, además de confusión, aumentan la existencia de creencias erróneas o simplemente, perpetúa el desarrollo de conductas extremistas, dejando de lado lo más importante:la salud. Seguir una dieta o un estilo de vida saludable supone y engloba un conjunto de factores, así como el consumo de diferentes grupos de alimentos. Cada uno de estos nos aporta numerosos y diferentes nutrientes que son necesarios para nuestro organismo, el cual requiere de esta “diversidad nutricional” para estar saludable, no nos basta con uno o dos nutrientes “milagrosos”.
Para comprender todo esto mejor, no nos debemos olvidar de la importancia de consumir una gran variedad de frutas y hortalizas, que en su conjunto, cuentan con propiedades antioxidantes, así como de prevención de numerosas enfermedades multifactoriales. El consumo habitual de legumbres ayuda al desarrollo y mantenimiento de una buena microbiota o cuenta con propiedades preventivas contra enfermedades como el cáncer, por ejemplo. En resumen, lo más interesante es el consumo global de los diferentes grupos de alimentos, ya que se trata de una de las mayores herramientas que tenemos para prevenir numerosas enfermedades, afecciones y dolencias, así como garantizarnos una mayor calidad de vida en general. Ningún alimento tiene el poder de transformar tu vida, tu cuerpo o tu salud por sí mismo, así como ninguno tiene el poder curativo de ninguna afección, pues necesitamos más de un nutriente o propiedad para estar sanos y sanas. Entender esto nos ayuda a ser más críticos con aquella información que absorbemos y a decidir nuestra alimentación conscientemente, independientemente de la cantidad de ocasiones que veamos repetida determinada tendencia, moda o alimento. Al final, que algo sea una tendencia no implica mayor veracidad o credibilidad o veracidad de los hechos mencionados.
¿Cuáles son algunos de los alimentos a los que se les atribuye el poder de “superalimentos”?
Teniendo en cuenta que este tipo de alimentos se encuentran entre una de las mayores tendencias alimentarias, destacaremos sólo algunos de ellos.
- Bayas de Goji: se trata de un alimento al que se le han atribuido propiedades milagrosas debido a su composición en un grupo concreto de antioxidantes, como son los polifenoles. Este tipo de compuestos, sí que es cierto, que tienen una elevada evidencia sobre su capacidad de reducir el riesgo de algunas enfermedades como las cardiovasculares, pero es el compuesto y no el alimento en sí el que cuenta con esta propiedad. Además, estas sustancias podemos consumirlas en muchos alimentos típicos de la dieta mediterránea, como son las frutas como los arándanos, las fresas o las uvas, por ejemplo. Estas últimas mucho más económicas y menos idolatradas.
- Zumos y superalimentos “detox”: entendemos a este tipo de zumos, batidos o preparaciones a aquellos que están compuestos generalmente por diversas hojas verdes y frutas. Se trata de preparaciones a las que se les atribuyen propiedades detoxificantes. Estos alimentos no tienen la capacidad de “desintoxicarnos”. Para ello, ya tenemos ciertos órganos de nuestro cuerpo que se encargan perfectamente de ello, pues es su función fisiológica normal: los riñones, el hígado, los pulmones e incluso nuestra piel. Además, es más recomendable consumir las hortalizas y las frutas enteras que en un zumo, ya que al triturarse, se pierde la fibra y muchas vitaminas y minerales que van asociadas a esta.
- La espirulina: se trata de una cianobacteria filamentosa que posee propiedades antiinflamatorias, utilizada en ocasiones como antiviral o antialérgico, además de otros nutrientes. Sin embargo, no dejan de ser propiedades y nutrientes que podamos encontrar en una preparación culinaria cotidiana con alimentos reales propios también de la dieta mediterránea.
Por otra parte, no solo debemos analizar esto a nivel nutricional, sino también desde la perspectiva de sensibilidad y sostenibilidad ambiental. Al final es mucho más ecológico consumir productos locales o de cercanía, reduciendo así el gran impacto del transporte aéreo que estos alimentos de otros continentes requieren. No solo obtenemos prácticamente los mismos beneficios en nuestra salud, sino también cuidamos el planeta.
Tenemos otros muchos otros como las semillas de chía, la quinoa entre otros. Por supuesto, tienen múltiples propiedades beneficiosas, pero, como bien afirmábamos, no muchísimas más que otros alimentos que conocemos desde hace siglos en nuestro país y continente. Es bastante habitual que diversas industrias o empresas contribuyan a la divulgación, o mejor dicho, a la nula eliminación de estos bulos por una cuestión económica. Sin embargo, es interesante que leamos y/o veamos estas modas con algo de escepticismo y nos informemos.
En definitiva, existen numerosas tendencias con respecto a la alimentación saludable. Teniendo en cuenta que la sociedad está cada vez más sensibilizada con la importancia de aquello que hacemos, cómo vivimos y qué ingerimos, es bastante frecuente encontrarnos con numerosas perspectivas, formas y estilos de alimentación que en un inicio podamos contemplar como idóneos, pero que en cuanto nos informemos en base a la evidencia científica existente, dejamos de seguir o idolatrar.
Internet, así como otros medios de comunicación pueden ser unas herramientas maravillosas para conseguir obtener respuestas a aquellas dudas que puedan surgirnos, siempre y cuando escojamos las fuentes adecuadas, con un fundamento detrás y con profesionales de la salud que inviertan tiempo y energía en comprobar la veracidad de lo mencionado.
BIBLIOGRAFÍA
Pérez-Jiménez, J., & Gulis, M. (2022). Superalimentos: mucho marketing y poca evidencia científica. Recuperado de http://hdl.handle.net/10261/288251
Villalba, M., & Mateos, R. (2022). Guía didáctica: ¿Qué sabemos de? Los superalimentos. Recuperado de http://hdl.handle.net/10261/288243