Cuidar tu salud al mismo tiempo que cuidas el planeta, es posible
Cada vez somos más conscientes del gran impacto que tiene la actividad humana sobre el desarrollo natural de los ecosistemas y del planeta en general. Una de las numerosas formas que tenemos de contribuir a que esta situación no se siga agravando tan velozmente sería cuidar aquello que comemos, compramos y tiramos. Realizar elecciones conscientes sobre qué alimentos incluimos en la cesta de la compra, si somos realistas con las cantidades que incluimos (reducir el desperdicio alimentario es una forma maravillosa de cuidar el planeta y nuestro bolsillo), así como saber cuáles son las mejores combinaciones para llevar a cabo un menú saludable y sostenible es imprescindible para una alta calidad de vida en todos los sentidos.
Por todo ello, en este artículo conoceremos algunas de las sencillas formas en la que podemos cuidar todos estos aspectos, consiguiendo potenciar nuestra salud, energía y como no, contribuyendo a luchar contra el cambio climático. Cada acción de una persona cuenta, y entre todas, podemos reducir nuestro impacto climático, a la vez que invertimos tiempo en obtener mayor energía vital para desempeñar todas nuestras funciones correctamente, por supuesto gracias a seguir una alimentación saludable.
¿En qué consiste seguir una alimentación saludable?
Una dieta saludable consiste en consumir todos los nutrientes que nuestro cuerpo requiere a través de diferentes alimentos. En la mayoría de ocasiones, cuanto más variada sea la dieta, es decir, cuantos más alimentos diversos incluyamos a lo largo de nuestro día, es más probable que ingiramos todo lo que nuestro cuerpo necesita para estar fuertes, saludables y con energía. Veamos qué grupos de alimentos podemos encontrar y por qué son interesantes para nuestra dieta.
Grupos de alimentos y su importancia.
- El grupo de las frutas y el de las hortalizas y/o verduras: Deberían ser la base de nuestra alimentación. Contienen múltiples micronutrientes, es decir, vitaminas y minerales, así como agua, antioxidantes y fibras necesarias para que nuestro organismo pueda desarrollar todas las funciones fisiológicas correctamente. Contribuyen a regular el tránsito intestinal, una correcta salud digestiva, prevención de numerosas enfermedades multifactoriales, fortalecen nuestro sistema inmune y un largo etc. Deben estar presentes en cualquier tipo de dieta para una salud óptima.
- El grupo de los cereales integrales y el de las legumbres, tubérculos y frutos secos: Se trata de diferentes grupos alimentos predominantemente ricos en hidratos de carbono complejos, es decir, no solo van a ser nuestra fuentes principales de energía y algunos minerales, sino también de fibra. Como habíamos aprendido, esta nos ayudará a una mayor salud intestinal, mayor saciedad y una mayor estabilidad en nuestros niveles de glucosa en sangre, algo muy positivo para regular nuestras ingestas durante el día y muy interesante para prevenir el riesgo de Diabetes. En el caso de las legumbres, estamos ante un grupo de alimentos también muy rico en proteínas de origen vegetal de fácil digestión, muy interesantes para el planeta y para nuestra salud. No solo son mucho más sostenibles al generar un uso más eficiente de los recursos energéticos y de los ecosistemas, si no también tienen múltiples componentes beneficiosos para nuestra salud como son las sustancias fitoquímicas (también presentes en otros alimentos de origen vegetal como las verduras, frutas etc.), que también contribuyen a regular muchos procesos orgánicos, prevención del cáncer entre otros efectos positivos. Son muy saciantes por la fibra presente, así como mejoran también la salud de nuestra microbiota.
- El grupo de las carnes, pescados, huevos y el grupo de los lácteos y sus derivados: Por último, tenemos los grupos de alimentos de origen animal. Estos nos aportan principalmente proteínas de gran calidad, así como grasas muy interesantes y muchos minerales y vitaminas. Sin embargo, son menos sostenibles para el planeta. Algunas investigaciones apuntan a que la ganadería y su cadena de suministro generan el 50 % del metano que se emite a la atmósfera. Por ello, sería muy interesante para la Tierra y para nuestra salud que consumiéramos una menor cantidad de productos de origen animal, sobre todo de carnes. Encontrar nuestro equilibrio y reducir el consumo de estos productos o alimentos, ya sería un gran paso para contribuir a la reducción de la deforestación y el impacto que generan determinados gases en la atmósfera. Por supuesto, en caso de optar por una dieta vegana o vegetariana sería una opción sostenible y saludable. Eso sí, siempre y cuando sepamos realizarla correctamente, a ser posible gracias a un o una Dietista – Nutricionista que pueda orientarnos y hacérnoslo más fácil.
- El grupo de las grasas y aceites: por otro lado, y también para una correcta salud hormonal, cardiovascular, etc., es fundamental realizar una correcta ingesta de grasas saludables, sobre todo de origen vegetal. La mejor opción es el aceite de oliva virgen extra. Aunque el aguacate,los frutos secos como las nueces, almendras, anacardos, piñones, pistachos, así como las semillas, pertenecen a otros grupos, son fuentes de grasas saludables.
Lo ideal es que incluyamos una cantidad óptima de hortalizas y frutas (mínimo 2 y 3 piezas de las mismas respectivamente), junto con su correcta fuente de proteínas (sobre todo de origen vegetal), así como una buena fuente de hidratos de carbono complejos. Esto es mucho más sencillo cuando en las comidas principales seguimos las recomendaciones del plato saludable: la mitad del mismo formado por el primer grupo mencionado ( hortalizas y frutas ), un cuarto por esas fuentes proteicas y el cuarto restante por esas fuentes de hidratos de carbono complejos. De esta forma obtendremos los macro y micronutrientes necesarios e imprescindibles para nuestro correcto desarrollo.
Una vez sabemos en qué consiste una alimentación saludable y aquellos alimentos principales que contribuyen a la prevención del cambio climático, ¿qué otras acciones podemos hacer para seguir una dieta saludable y sostenible para el planeta?
- Reducir el consumo de productos de origen animal: como bien hemos comentado anteriormente es recomendado reducir la cantidad de alimentos de origen animal que ingerimos por todos los beneficios que tiene a nivel de salud física y planetaria.
- Consumir productos locales y de temporada: hacer una lista de la compra centrada en productos frescos y locales no solo beneficia tu salud, sino que también apoya a agricultores locales y reduce la huella de carbono. Visita mercados de agricultores para obtener productos frescos y de temporada. Es vital conocer qué verdura y qué fruta de temporada hay en cada momento, para así consumirlas en el periodo correspondiente. Este estilo de consumo tiene múltiples beneficios, tanto económicos, nutricionales como ecológicos. Al consumir estos alimentos en su ciclo de producción natural, evitamos que haya un cultivo excesivamente artificial o forzado de los mismos, estimulando además la producción local y los pequeños negocios que las ofrecen a su público. Incluso, tendrán mejor sabor, precio y mantendrán mucho mejor sus propiedades sensoriales y nutricionales. Además, reducimos el larguísimo transporte que requieren algunos alimentos existentes en otros países e incluso continentes.
- Evitar los envases innecesarios y las bolsas de plástico: las bolsas de tela son cada vez más fáciles de encontrar, así como las bolsas de otros materiales reutilizables. Todos aquellos alimentos que puedas comprar sin envases de plástico como algunas frutas, verduras etc. sería interesante llevarlas en este tipo de bolsas.
- Compra a granel: es una de las maneras más sencillas de ahorrar y ahorrar envases, así como viajes a la hora de hacer la compra. No solo reducimos el impacto del plástico no consumido sino el del transporte evitado.
- Comprar solo aquello que vayamos a consumir: es una de las mejores formas de luchar contra el desperdicio alimentario y de la producción excesiva de determinados grupos de alimentos y productos alimentarios.
Como hemos visto, existen grandes motivos por los que sensibilizarnos con este estilo de consumo. Por nosotros y nosotras mismas, y por el planeta. A través de acciones muy pequeñas podemos generar grandes cambios en nuestro organismo y en el cambio climático.